“Eso aquí no va a pasar porque aquí no se han dado hipotecas de esas”
Hace tan sólo unos días que oí la frase en un país occidental en el corazón de Europa, sin burbuja inmobiliaria y con un sólido sistema financiero; en Bélgica… y ya han caído los dos más grandes: Fortis (http://www.fortis.com) y Dexia (http://www.dexia.com)
Y es cierto. Esas personas que todos conocemos a las les han concedido un préstamo por el 100% de la hipoteca y que ahora no pueden pagar –o no podrán en la próxima revisión– son la excepción. ¡Aquí no se han dado hipotecas de esas!.
Pero aunque aquí no se hayan dado “de esas”, la verdad es que nos va a dar lo mismo.
Lo que ocurre con esos préstamos sin garantía que dicen que han dado sólo los bancos norteamericanos, es que han sido metidos en sacos diversos, mezclados con otros productos realmente solventes y vendidos con la apariencia de total solvencia y rentabilidad a bancos e instituciones por el resto del mundo. Y son esos sacos tan bonitos lo que nos ofrecen en el banco o caja de ahorros de nuestro pueblo con la bonita apariencia de productos financieros fiables de esos “muy novedosos”: obligaciones, bonos, fondos de inversión, etc, etc, etc.
Y lo que está ocurriendo con esos bancos que están próximos a la quiebra en Europa –donde no se han dado hipotecas “de esas”– es que compraron sacos sin saber lo que contenían y pensando que tenían algo no tienen nada. Y el banco norteamericano que se los vendió también está casi en quiebra y tampoco puede responder del contenido de los “sacos”.
Pero no es esta la peor consecuencia que han generado los sacos, porque quien ha invertido y pierde lo invertido no puede sino asumir el riesgo que toda inversión implica. La consecuencia verdaderamente dramática de todo esto viene del hecho de que no existe un registro público detallado en que conste qué contenía cada uno de esos paquetes y quien los ha comprado. Y al no saber quien tiene esos paquetes y tendrá dificultades para pagar sus deudas, nadie se fía de nadie en el mercado. Sólo el tiempo dirá a qué banco, institución o estado del mundo le ha tocado el saco lleno de carbón.
Y para esta lotería todos tenemos billete.