La pregunta no es mía. La ha planteado alguien en un grupo de una red social profesional para que los distintos profesionales que forman parte del grupo aporten sus experiencias y visiones.
Al momento de redactar el presente post hay en el grupo 162 respuestas aportadas por muy diversos profesionales con altas responsabilidades.
Los errores reseñados por estos son: O bien de carácter estrictamente económico tales como deficientes estudios de mercado; incorrecta planificación del ‘cash flow’; deficiente o insuficiente cálculo de la financiación necesaria a medio plazo. O bien de carácter ‘estratégico-operativo’, tales como errores en la determinación o en la forma de dirigirse al mercado potencial, irreales perspectivas de negocio en términos tanto de demanda como en términos de volumen de ventas como en plazos para el desarrollo de negocio. O bien de carácter más general, tales como irreales, inexistentes, poco desarrollados o excesivamente complejos planes de negocio.
Y ninguno de los 162 comentarios señala como error lo evidente: la ausencia de asesoramiento jurídico profesional en el diseño y la estructura de negocio que de la forma correcta a todo el conjunto en un mercado tan reglado como en el que vivimos.
Con una idea brillante en un nicho de mercado absolutamente virgen; se puede tener un perfecto, detallado y realista plan de negocio; se puede tener una perfecta planificación financiera; se puede tener un detallado y realista estudio de mercado. … pero no es recomendable obviar lo evidente: y esto es que todo ello necesitará de la forma, la operativa y las previsiones jurídicamente correctas y oportunas para resultar viable y dar beneficios al nivel que debería y se espera.
En la otra cara de la moneda, sí hay quien se interesa por estas cuestiones. En su número del pasado mes de enero, la revista Emprendedores publicó un artículo sobre uno de esos múltiples aspectos jurídicos habitualmente olvidados en la estrategia empresarial y en las que sólo un asesoramiento jurídico especializado puede ayudar, prevenir y aportar beneficios.
Para concluir este post –y contestando a la pregunta del título de este post y desde mi punto de vista–, el error más común cometido por los emprendedores es el desconocer u obviar el valor y los beneficios de un asesoramiento profesional especializado o el infravalorar su necesidad tanto en la constitución, como en el desarrollo, como en la operativa diaria de un negocio y en lo que este afecta a la vida particular de los emprendedores.